Reflexiones en el Día de la Tierra

El Día de la Tierra se conmemora el 23 de abril, mientras que el Día de la Pachamama es el 1ro de agosto. Dos concepciones de mundos diferentes, en dos fechas distintas. Por un lado la Tierra como mero hogar de los humanos, el cual es preciso cuidarlo para preservarnos como especie; por el otro, la Pachamama, la madre Tierra, quien nos dio a luz junto a muchas otras especies más, quien nos brinda el alimento y nos da abrigo tras la muerte. Una madre que es contemplativa, que sabe dar y castigar juiciosamente. Dos cosmovisiones: la de los pobladores del norte y la de los pueblos del sur.


Es posible cuidar la Tierra? Precisa ser cuidada? Acaso no debemos ser nosotros quienes asumamos los peligros a los que nos exponemos con nuestro consumo desmedido y la sobrexposición a productos artificiales?

Los pueblos del sur dan como ofrenda un poco de vino de la copa en que se bebe. Dar es recibir, y cuánto recibimos siendo tan poco lo que damos. La Tierra es representada como una mujer que extiende sus brazos y de ella salen los cultivos, las montañas, los animales, las personas, todos con la misma importancia, todos en comunión.

La termodinámica nos enseña que todo equilibrio, tras ser alterado, evolucionará hacia un nuevo equilibrio en un nuevo nivel energético. Y si por alterar nuestro ecosistema terminamos en un mundo inhabitable? Cuidar la Tierra es respetarla. Cuidar la Tierra es vivir en sus límites.

Podemos bajar todos los árboles, asfaltar hasta el último metro cuadrado de tierra, incluso podemos fabricar alimentos en laboratorios. Sí, podemos. Qué ganamos? Debemos? Ética, tan solo un poquito de ética.

Los invito a que en el Día de la Tierra (23 de abril), el Día de la Pachamama (1ero de agsoto) y todos los días, sin ningún nombre en especial, respetemos nuestro mundo que es millones de especies en un fino equilibrio, no solo la nuestra.

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