Nos enseña a tener una actitud activa, crítica, transformadora; a entendernos como parte de algo más grande, un todo que nos envuelve, nos contiene. La educación ambiental incluye al otro, al de al lado, a las demás especies, al desprotegido. La educación ambiental nos muestra las relaciones que existen en nuestra comunidad, los vínculos que nos unen a esta tierra, a este cielo.
En el desglose de la formación en asignaturas nos olvidamos de las interrelaciones, nos olvidamos que somo transdisciplinarios, y por sobre todo, nos olvidamos que somos sujetos humanos y esa humanidad es en un contexto, en un entorno, en un ambiente.
En un mundo donde las crisis sociales, económicas y ambientales exceden las fronteras, es preciso educar para el cambio de conciencia: sembrar en nuevas y viejas generaciones semillas de esperanza, que nos permitan ver más allá de la problemática, provocando como respuesta cambios de hábitos. Esto solo es posible formándonos sistemáticamente, entre muchos, discutiendo desde lo chiquito local hasta lo grande global para volver siempre, a la acción diaria.
"El mundo no es, el mundo está siendo." Paulo Freire
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