Desarrollo sostenible

       Existen dos grandes corrientes de pensamiento que abordan las cuestiones ambientales en el contexto actual, donde existen cuestiones de corte social y no solo ambiental dentro de sus diferencias:
  • Economía Ecológica. Javier Martínez Alier, José Manuel Naredo o Roberto Bermejo son autores españoles que defienden esta postura.
  • Economía Ambiental, donde uno de sus mayores exponentes es el economista David Pearce. Asentada fundamentalmente en la filosofía de la economía ambiental, con un enfoque claramente tecnocrático. La influyente definición de desarrollo sostenible del Informe Brundtland participaría de esta corriente de pensamiento.
           Esta corriente ecotecnocrática, parte de la economía más ortodoxa, utiliza el término sostenibilidad bajo la afirmación de que el crecimiento económico (ilimitado) es compatible con la sostenibilidad. Esta es una de las más importantes críticas a la definición del Informe Brundtland y una de las mayores contradicciones que encierra: promover como alternativa para erradicar la pobreza y estabilizar el ecosistema mundial precisamente las políticas de crecimiento económico, que son justamente las que han profundizado cada vez más la diferencia entre ricos y pobres y han degradado el medio ambiente (Rist, 2002; Meadowcroft, 2000; Naredo, 1996; Bermejo, 2001; Llobera, 2001).
          Está ampliamente extendida la idea entre los economistas de que el problema medioambiental encontrará su solución cuando los niveles de producción y renta lleguen a unos niveles tales que pueda haber excedentes para conseguir aumentar las inversiones en protección medio ambiental (Naredo, 1996). Se trata de la clásica idea de que un aumento de la producción y la renta supondrán un aumento de la riqueza para los más desfavorecidos, cuando está constatado que el sistema de mercado no realiza por sí mismo ninguna tarea redistributiva. Sin embargo la economía humana, para ser sostenible, requiere cumplir los principios que rigen la economía de la naturaleza (esta es la idea principal que defiende la economía ecológica). Es decir, la economía tal cual la entendemos no debe estar por encima o fuera de la naturaleza, sino dentro del sistema ecológico, conectándose con las ciencias de la naturaleza (Naredo, 1999; Bermejo, 2001).
           “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones  futuras para satisfacer sus propias necesidades. Encierra en sí dos conceptos fundamentales:  el concepto de “necesidades”, en particular las necesidades esenciales de los pobres, a las que se debería otorgar prioridad preponderante;  la idea de limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social entre la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras. [...] En suma, el desarrollo sostenible es un proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos, la orientación de la evolución tecnológica y la  modificación de las instituciones están acordes y acrecientan el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas.” (CNUMAD, 1987, pp. 67 y 70).
          Estamos de acuerdo con Sen (2000b) en que es necesario reconocer la gran valía de las propuestas del Informe Brundtland, siendo su principal mérito el análisis de las interrelaciones y los mecanismos de causa recíproca entre despilfarro en el Norte del planeta, pobreza en el Sur y destrucción de la biosfera (Riechmann, 1995). Pero desgraciadamente, a nuestro entender, la definición de desarrollo sostenible más
ampliamente aceptada a nivel mundial (que procede de dicho informe), ha sido a menudo descontextualizada.
          Algunas otras críticas a la definición de desarrollo sostenible del Informe Brundtland y, en general, a la corriente ecotecnocrática, son:
  • Falta hacerlo operativo, eliminar su ambigüedad y generar una verdadera alternativa que pueda ser llevada a la práctica. ¿Es posible definir las necesidades de las generaciones futuras? ¿Es posible realmente satisfacer las necesidades actuales? ¿Las de los países ricos o las de los pueblos del Sur?
  • El desarrollo sostenible es una forma de que el Norte imponga una agenda al Sur.
  • Principalmente en los países de mayor riqueza, se percibe un débil compromiso con la denominada equidad internacional (Meadowcroft, 2000). Cualquier enfoque hacia la gestión medioambiental requiere confrontar los temas de la distribución de la riqueza.
  • El modelo economista de desarrollo sostenible basado en el capital, falla al dejar de lado numerosas dimensiones y en no tratar adecuadamente las interconexiones (Kemp et al, 2005). La afirmación de que para alcanzar el desarrollo sostenible tanto en el Norte como en el Sur es necesario el crecimiento económico, parece que es la única afirmación que del informe han retenido empresarios y políticos (Riechmann, 1995).
          Como consecuencia de la ambigüedad del término Desarrollo Sostenible, existen en la actualidad más de 200 definiciones (Bermejo, 2001) que enfatizan más unas cuestiones que otras. Desta Mebratu (1998)
categoriza las diferentes definiciones en tres grandes grupos: la versión institucional, la ideológica y la académica, constatando que todas las definiciones se basan en la aceptación de que el mundo se enfrenta a una crisis medioambiental y que es imprescindible llevar a cabo cambios para superar dicha crisis. 
  • Versión académica, engloba las corrientes de la economía ambiental y la economía ecológica
  • Versión institucional abarca las definiciones de organismos como la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (que fue quien elaboró el Informe Brundtland), el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED) y el Consejo Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), este último con claro sesgo hacia los intereses empresariales
  • Versión ideológica donde quedan enmarcadas las definiciones provenientes de las corrientes del ecofeminismo, ecosocialismo y ecoteología.











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